Un punto de locura
Sevilla y Red Bull Salzburgo firmaron un empate (1-1) suficiente para los españoles después de tres penaltis y una expulsión en contra. Sucic adelantó a los austriacos desde los 11 metros y Rakitic hizo el empate antes del descanso
Sevilla – Salzburgo: resultado, resumen y goles del partido de Champions League (1-1)
El Sevilla comienza su andadura en la presente edición de la Champions League con un empate, un esfuerzo monumental y un importante punto de locura. El conjunto nervionense firmó tablas (1-1) con el Red Bull Salzburgo en un encuentro de guión enrevesado a más no poder y en el que se señalaron hasta cuatro penaltis en la primera mitad. Los austriacos disfrutaron de tres y marraron dos, mientras que Rakitic sí cumplió su cometido en el único favorable al Sevilla. La expulsión de En Neysri en la segunda mitad, en su intento de provocar un quinto encuentro con el punto fatídico, marcó las opciones de un equipo llamado a pasar de ronda pero que empieza con un tropiezo en la máxima competición continental.
La Champions League cuenta con partidos que derivan en escenarios de lo más rocambolesco y el Sevilla sabía de las cualidades de su rival, un equipo joven y descarado que siempre mira a la portería contraria. Sin embargo, ni el más atrevido podía imaginar un dibujo como el que pudimos ver y disfrutar en los primeros 45 minutos, aunque analizado desde el prisma sevillista hubo mucho de sufrimiento y poco de disfrute. Lo mejor, el resultado, un 1-1 más que suficiente después de sufrir tres penas máximas en contra, todas ellas por imprudencias sobre el mismo jugador.
Karim Adeyemi fue el gran protagonista de la primera mitad debido a su velocidad y profundidad, con final en el área sevillista. Hasta tres veces cayó en las inmediaciones de la portería de Bono el jovencísimo alemán, ya internacional absoluto, y en las tres acabaría señalando penalti el árbitro bielorruso Kulbakov. Diego Carlos, Navas y el propio cancerbero fueron los infractores, en orden cronológico, en una tanda improvisada cuyo primer lanzador fue precisamente Adeyemi.
El ariete, también descarado para asumir la responsabilidad, cruzó demasiado el primer tiro, que se marchaba directamente fuera para alivio de la afición presente en el Sánchez Pizjuán. Celebraba el fallo el Sevilla en el minuto 13, pero en el 21 tendrían que enfrentarse de nuevo a un lanzamiento rival desde los 11 metros. El empujón de juvenil de Navas era castigado con penalti y en este caso, gol de Sucic, que le negó la posibilidad a Adeyemi. Por sorpresa pero con todo merecimiento, el Red Bull Salzburgo se adelantaba en el marcador.
Adeyemi, ‘el hombre penalti’
La cosa no quedaría ahí, y es que el cuadro austriaco continuaba con sus llegadas al área rival, cuajando un papel más que meritorio dada su humildad en términos de máximo nivel europeo. Adeyemi volvería a provocar un penalti, ya en el tramo final de la primera mitad, por una salida desafortunada de Bono. De nuevo Sucic al aparato, pero en este caso para mandar el balón al palo y frustrar las opciones de ampliar la renta del equipo de Red Bull.
Quien perdona lo paga y el Sevilla empataría por medio, como no, de un penalti, en este caso cometido por el ex sevillista Wober sobre En Neysri. Rakitic asumía responsabilidades y daba una clase de cómo transformar una pena máxima, a apuntar por parte de unos jugadores del Salzburgo, que construyeron mucho, merecieron más y se llevaban al descanso un escaso botín en forma de 1-1, con 45 minutos en los que los locales tratarían de volcar el juego hacia la portería austriaca.
En Neysri, de cabeza a la piscina
El encuentro era una absoluta locura y no iba a cambiar de tendencia en la segunda mitad. A falta de penaltis, una taza de simulaciones. En Neysri quiso ser el más listo de la clase pero su piscinazo no necesitó ni la advertencia del VAR. El colegiado le pilló a la primera, con la consiguiente amarilla. Ya había recibido una el marroquí en los 45 minutos iniciales, por lo que teníamos también la primera expulsión con casi una parte por jugarse. El Sevilla volvía a la lona.
La montaña rusa de sensaciones del partido volvía a cambiar de dirección y el Salzburgo contaba de nuevo con las de ganar. La había tenido Sesko antes de la expulsión de En Neysri, pero Bono reaccionaba con un vuelo sin motor. Más clara aún sería la posterior del central Solet, que incomprensiblemente marraba a puerta vacía una volea de lo más sencillo. Estaba en fuera de juego pero el fallo se quedará en la retina de los aficionados, entrenadores y jugadores del Salzburgo durante unos días.
Punto y final
Pese a la inferioridad numérica, el Sevilla opositó a la victoria con sus armas y Lamela, con un cabezazo desde el lado débil, a punto estuvo de anotar el que hubiera sido el gol del triunfo. Se marchó desviado por centímetros. Rafa Mir estiraba todo lo que podía al equipo de Lopetegui, pero el poderío físico del cuadro de Red Bull hacía el resto para mantener de su lado el favoritismo.
Seis minutos fueron los señalados para el descuento en pos de mantener el thriller. Ya no pasaban tantas cosas pero el Sevilla, con el público indignado por las amarillas enseñadas a sus jugadores, sufría lo indecible para firmar un punto que sin entrar en el contexto puede parecer escaso, pero que es más que suficiente para lo que podía haber sido su turbulento estreno en la Champions. La guinda pudo ponerla la acción final, con una mano protestada en el área del Salzburgo que de haber sido señalada, hubiera cerrado el círculo en uno de los partidos más locos de los últimos tiempos.